viernes, diciembre 21, 2007

Escucha tu voz

A veces nos aferramos a la idea de ser humanos por naturaleza, y sin perder ni un ápice de nuestro tiempo no embriagamos en el ambiente animal salvaje que nos rodea en la jungla de nuestra existencia.
un empujón en una discoteca es igual a una mala mirada, como desviar la atención de unos ojillos envenenados por algún perfume de bruja glamourosa y hacercar un rostro hasta la altura de la nariz para poder desacer el hechizo y encantar a la doncella que enamorada del principe ya no se acuerda de él y te escucha con cosquilleo estomacal cual nodriza enamorada de su pupilo.
Como haciendote paso en la jungla de la vorágine del festival un abrazo tierno y cariñoso despierta a la cintura que lo rodea ese sentimiento dormido que con una fuerza de redoble del latido le lleva a apretar más fuerte y saberse querida y no poder soltarse y unir fuertemente el pecho a ese viejo sentimiento que perdura fuerte en el corazón. Un subidón de tu propio ego que puede llevarte a malas impresiones si no lo administras bien, la noche fue redonda le sobró la última media hora con la bronca absurda y garrula por el TAXI y ese sentimiento animal, de impotencia por haber hecho lo correcto y no entrar en una trifulca de la que claramente te sabias vencedor y dejar escapar lo imbécil y aterrado de nuestro mundo lógico- ilógico.


Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.El pobre tenía un problema: “No sabía quién era.”Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas.“¿Ves que fácil es?”No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y “¿Ves que bellas son?”Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:-No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra.Yo te daré la solución:“No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas…Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior.”Y dicho esto, el búho desapareció.¿Mi voz interior…? ¿Ser yo mismo…? ¿Conocerme…? Se preguntaba el árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió…Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:“Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal.Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje…Tienes una misión “Cúmplela”.
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.
Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.
Yo me pregunto al ver a mí alrededor, ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?, ¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, sólo dan espinas?, ¿Cuántos naranjos que no saben florecer?.
En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar…