jueves, junio 26, 2008

Miradas eclipticas

Cuenta la leyenda que tu alma gemela anda perdida al igual que tú y está en ti querer encontrarla. Cuenta la leyenda que hace muchos años, cuando tú eras arena y polvo alguien escribio tu nombre junto a otro en la arena y de ahí nacieron los dos. Sólo que uno quiso mirar la luna, cuando el otro prefirió el sol. Y fue ahí que se perdieron y empezaron su primer viaje: el conocerse a si mismos.

Cuenta la leyenda que eso le pasó muchos, a miles, millones de personas que terminaron multiplicándose por dos, luego dividiéndose y separándose hasta llegar a ser un simple residuo. Luego del primer viaje, cuenta la leyenda, que vendrá el segundo: la prueba y error.Tenemos los ojos vendados en este juego.

No cuenta la leyenda, pero canta una canción, que el amor no es más que dos ciegos jugando a hacerse daño, y eso seguro te pasó, te está pasando y quizá te vuelva a pasar. Entonces debes darte cuenta que no es cuestión de buscar con los ojos, porque tampoco cuenta la leyenda, pero dice un niño extraño que lo esencial es invisible a los ojos.

Cuenta un dicho que las cosas vienen de a tres, y cuenta la leyenda que existe un tercer viaje que es el encuentro y dice la tradición que se da en cada eclipse en donde él que mira el sol y ella que mira la luna, cruzarán la mirada y quizá logren reconocerse. Para ello, el viaje uno y el viaje dos deben haber concluido en su totalidad para ambos, y en ese momento sonreirás. Sonreirán
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miércoles, junio 11, 2008

Tao

Todo era dulce y era un sumiso con el cuerpo estirado y semimojado por el calor, impregando por el olor de las velas y los aceites, dulce tierno y sensual miraba de vez en cuando con los ojos semicucados, y de repente su tierna mano, con dulzura relajante los cerraba aguantando lo justo el párpado, transportando a una dimensión desconocida...Sus pechos impregnados de el sudor en las piernas, en los gluteos por la espalda hasta llegar a los hombros, como podia explicar que todo esto debia controlarlo si su pene estaba duro como una piedra contra el lecho bajito al estilo oriental, otro besito en el hombro que se gana un guiño, un verdadero placer de morena con trazos caucásicos y sonrisa preciosa que en todo momento se fusionó en la pasión de dos cuerpos amigos que se entrelazan, que en esas horas se aman sin penetrar más allá que las manos entre sus cabellos y sus labios muy cerquita de los suyos que tambien en algún momento se posaron sobre su ombligo, debajo de sus pechos, esa conexión sensorial de placer inmenso y orgásmico por todas las partes de ambos cuerpos...No se sabe si podrá sopor o aprenderá a no acabar el rito con algo más sólido o seguirá buscando ese orgasmo constante en el cuerpo a cuerpo sin dejar de pensar en que solo fue un dulce juego de desconexión-conexión cósmica o más allá.