"Veo tu casa desde mi balcón...
chimeneas y tu ropa al sol.
Aviones plateados rozando los tejados.
Vestido y en la cama vigilo tu ventana;
miro libros de pintura que robé.
No tengo hambre. Hoy no comeré.
No se de que me quejo;
ya tengo lo quiero, soy libre ante el espejo.
No salgo ahora que puedo.
Y tu siempre dices que soy un alma del averno.
Tendre que darte la razón, quizá sea cierto.
Siempre suelo querer lo que no tengo.
ahora que ya no estas aquí, me voy consumiendo.
Ropa sucia, cuadros que he "pintao",
discos viejos, "to" por ahí "tirao".
Barba de quince días... no me levantaría.
Desorden en campaña.
Ahora sé que me engaña.
Credenciales de posesión, qué tontería...
estos celos me han "abrasao".
No sé qué me creía.
Y yo que decía, por fin, ahora la tengo,
y ya estaba a la vuelta de "tó".
A ver si aprendo...
Y tu carta me confundió.
Ahora lo entiendo.
Tu mirada me lo advirtió;
nunca más vuelvo. "